A veces, no muchas, pero a veces, nos han contratado para determinadas investigaciones. Lo que aporta el cliente son imágenes, bien en digital o bien en papel.
La primera cosa que nos llamó la atención en un caso concreto fue que nos resultaba rara, a simple vista, la foto, la pose y el fondo. Dentro del proceso de validación y confirmación del legítimo interés del contratante, empezamos a hacer preguntas al respecto de la foto, donde se había tomado, en qué momento y circunstancias, etc. Nos llamó la atención.
Después de obtener esta información y no terminar de ver el legítimo interés, solicitamos un par de días para poder preparar la propuesta y decir cómo lo abordaríamos y el importe, así como tener ese margen para hacer algunas investigaciones previas a la aceptación del caso.
Con la foto que nos dieron empezamos a hacer IMINT, inteligencia de imágenes, que sabiendo hacerlo y con los medios técnicos adecuados conseguimos verificar que no era el sitio, no era la persona, no era la hora del día y evidentemente había sido manipulada la imagen con el fin de poder dar crédito a la historia y que se pudiera localizar a esa persona.
Decidimos no aceptar el caso ante semejante acontecimiento porque no teníamos la confianza necesaria en el cliente y no veíamos el legítimo interés del mismo. Nos sonaba sospechoso y ponerse a trabajar y localizar a la persona podría suponer un riesgo físico o económico, o quien sabe de qué tipo, para esta persona.
La conclusión es que no vale todo en la investigación privada, si no hay legítimo interés por parte del cliente, no se puede o debe aceptar un caso, y ante las sospechas, lo mejor es hacer una investigación previa.
Por eso, en este caso, nuestra formación sobre IMINT fue francamente interesante en estas circunstancias de sospecha y permitió, quizás, salvar la integridad física o económica de un tercero.
Es por ello que animamos a los profesionales a que no se acepten casos donde el legítimo interés no esté justificado, donde además se haga una investigación previa a la aceptación del caso por si hay algo que llama la atención en los indicios o pruebas que aporta el cliente o en su propio relato.
Es una investigación privada, amparada por la Ley de Seguridad Privada 5/2014 y donde el profesional es cada vez más profesional en la medida que se ajusta a la ley.
IMINT, se mostró como una necesidad en este caso y nos sirvió para no aceptar un caso que hubiera sido conflictivo y dar muestra de que la ley es la ley.